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lunes, 21 de abril de 2014

¿Alguna vez se ha perdido?

¿Alguna vez se ha perdido? Puede ser una de las sensaciones más frustrantes no saber adónde va. De hecho, en algunas situaciones puede ser terrorífico.

1 Pedro 2:11-25 NVI

Queridos hermanos, les ruego como a extranjeros y peregrinos en este mundo, que se aparten de los deseos pecaminosos que combaten contra la vida. Mantengan entre los incrédulos una conducta tan ejemplar que, aunque los acusen de hacer el mal, ellos observen las buenas obras de ustedes y glorifiquen a Dios en el día de la salvación.  Sométanse por causa del Señor a toda autoridad humana, ya sea al rey como suprema autoridad, o a los gobernadores que él envía para castigar a los que hacen el mal y reconocer a los que hacen el bien. Porque ésta es la voluntad de Dios: que, practicando el bien, hagan callar la ignorancia de los insensatos. Eso es actuar como personas libres que no se valen de su libertad para disimular la maldad, sino que viven como siervos de Dios. Den a todos el debido respeto: amen a los hermanos, teman a Dios, respeten al rey.  Criados, sométanse con todo respeto a sus amos, no sólo a los buenos y comprensivos sino también a los insoportables. Porque es digno de elogio que, por sentido de responsabilidad delante de Dios, se soporten las penalidades, aun sufriendo injustamente. Pero ¿cómo pueden ustedes atribuirse mérito alguno si soportan que los maltraten por hacer el mal? En cambio, si sufren por hacer el bien, eso merece elogio delante de Dios. Para esto fueron llamados, porque Cristo sufrió por ustedes, dándoles ejemplo para que sigan sus pasos.  «Él no cometió ningún pecado, ni hubo engaño en su boca.»  Cuando proferían insultos contra él, no replicaba con insultos; cuando padecía, no amenazaba, sino que se entregaba a aquel que juzga con justicia. Él mismo, en su cuerpo, llevó al madero nuestros pecados, para que muramos al pecado y vivamos para la justicia. Por sus heridas ustedes han sido sanados. Antes eran ustedes como ovejas descarriadas, pero ahora han vuelto al Pastor que cuida de sus vidas.

En el verso 25, Pedro nos compara con ovejas en que cuando estábamos viviendo en pecado, estábamos desviados y perdidos.

No sabíamos adónde ir, pero después de arrepentirnos de nuestros pecados y recibir el perdón de Dios hemos regresado al rebaño que es conducido por Dios nuestro Pastor.

¿En qué lugares suele desviarse usted?

Tal vez está tratando de permanecer en el camino de Dios, pero constantemente se va por los senderos secundarios por algún pecado en su vida. Confiese ese pecado a Dios. Arrepiéntase de él hoy y pida a Dios que lo ayude a superarlo completamente.

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