“De cierto os digo, que el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en el.” Lucas 18:17
Los niños dejan ir fácilmente, odio resentimiento, rencor, no cabe en su corazón, pueden enojarse pero al
momento están abrazando, perdonando y olvidando. Son perdonadores instantáneos. Sueñan fácil, su habilidad de soñar es increíble,
traen sus amigos imaginarios y juegan en un mundo fantástico e increíble, no
tienen problema en creer que lo imposible puede ser posible.
Los niños no son
complicados pero a medida que se crece, también crece la habilidad de complicar
las cosas, parece que cuando se es adulto se va perdiendo el disfrute por la vida
que Dios nos ha dado, poniendo más importancia en la rutina diaria, presiones
diarias, a impresionar, a aparentar, hacer nuestros planes, los cuales nos van
alejando del propósito eterno original por el cual Dios nos creó y dio soplo
de vida, resultando en una ceguera espiritual y alejándonos de su camino.
Creo que nuestro Padre Celestial quiere que disfrutemos
y valoremos más nuestra propia vida, reconociendo que la vida es un privilegio,
un regalo de Dios.
Es tiempo de parar de
cuestionar a Dios con nuestra mente y empezar a confiar en él con todo nuestro corazón
como el de un niño, porque nuestro Padre
nos ama y escucha nuestras oraciones. Si quieres, necesitas de algo, pregúntale a él, si es
correcto él te lo dará y si no lo recibes es porque algo mejor te dará.
“Hijo/a
, no te alejes de mi, vuelve a creer, vuelve a soñar, vuelve a perdonar, vuelve
a confiar en mi, Nunca has estado solo/a, Yo soy tu Dios quien te tomó de los confines de la
tierra, Yo Te Amo, Yo siempre he estado contigo, Nunca te dejare, hare resplandecer mi
rostro sobre ti, Yo
Soy el Grande y Temeroso Jehová de los Ejércitos que está contigo, vales la Sangre de mi Hijo Jesus que dio la vida por ti. Atiende mi llamado y
dispone tu corazón a mi presencia. TE AMO.”
0 comentarios:
Publicar un comentario